quien le vertera vinagre a las copas trizadas
para ingerir a secas el ardor de sus fontanas
abridme las ventanas o ignorare los vidrios
al ir de caminata por las tierras del no vivo
ir al volante de los fraudes con los frenos consumidos
al barranco del olvido y olvidar a que he venido
a ahorrar en el boleto al vacio de las horas
y al arrojo convencerme de que el aire no abandona
repasar mi vida en una cinta con lagunas
que recuerda a mis entranas que perecen de la hambruna
mi cuncuna solitaria, nudo ciego de esta cuerda
que me inyecto epilepsia y luego me trague la lengua
la esquizofrenia me hace hablarle al holograma de tu cuerpo
ilusion del que se esfuma tras los ciclos de los vuelcos
cuando un feto se hace agua sin tener el sol materno
si al candor de la distancia, la distancia es un averno
como quitaranle la esperanza al que no suena
quien cayo por ser un lastre y un tumor de la cigueena
pero me buscan las nubes y por ser un exiliado
me lapidan de granizo y me nublan lo logrado
la atlantida se pierde en los confines de mi triangulo
en bermudas de los nectares saliferos del alma
donde pierde a la escondite contra los momentos candidos
y vuelve a contar en la muralla de las cartas