"Cuando las ánimas descendían al Tártaro, cuya entrada principal
se halla en un bosque de álamos negros junto al océano, los familiares
piadosos las proveen a todas con una moneda bajo la lengua del cadáver.
Así pueden pagar a Caronte, el ávaro que los transporta en su destartalada
barca hasta el otro lado del Estigia. "