Un viaje interior en busca del renacimiento personal
EL TEMPLO DEL CIELO
Quise huir de mis rejas, escapar de las sombras,
del hambre y las nieblas,
y escapé para poder volar...
Volé atravesando valles, mil lugares,
y cacé la Luna y la dejé marchar...
Perseguí los montes con alas del cielo,
y para no estar solo, de risas de flautas
me hice acompañar.
Perdido en sus sonidos de luces y sombras
atravesé el mar y quedé ciego de azul
y mis ojos quedaron mudos.
Dejé marchar mis recuerdos y olvidé,
por un instante, mi camino.
Cuando fui solo esencia,
de la nada apareció un sueño y ante mí,
mágica imagen... nació.
Y contemplé con ojos de niño
una joya de oro amarillo que rompía el cielo
con sus torres y cúpulas de mil colores.
Al llegar encontré a mis dioses...
y al entrar en la sala blanca de dibujos rojos, observé mil ojos...
Roto el hechizo desperté después entre rejas y gritos, y los dejé escapar...
para que también ellos pudieran volar.
Texto: Victoria Vivó